El objetivo de ambas naciones es tratar de detener la problemática económica que se agravó por el aumento a la importación de productos.
El Gobierno admitió roces con Brasil por las diferencias comerciales, pero minimizó las discrepancias en las relaciones bilaterales y argumentó que el intercambio creció un 48 por ciento en el primer cuatrimestre, con saldo desfavorable para la Argentina.
En medio de la tensión con los empresarios paulistas por las trabas locales a sus productos, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y la titular de Industria, Debora Giorgi, salieron a aclarar que no hubo ninguna queja oficial de Brasil.
Declaraciones cruzadas:
Antes de esa reunión clave, el ministro Randazzosubrayó que el Gobierno defiende la industria local, a los trabajadores y el precio de los productos en las góndolas de los supermercados y que por eso protagoniza una pelea de intereses.
En tierras brasileñas, el embajador argentino, Juan Pablo Lohlé, reconoció que los empresarios brasileños «están reclamando» por trabas en el ingreso de sus productos a la Argentina y admitió que es preciso encontrar algún sistema para «evitar las controversias» con el socio mayor del Mercosur.
Desde el otro lado de la cuestión, el canciller de Brasil, Celso Amorim, volvió a advertir que el gobierno de Lula está dispuesto a tomar represalias por esa medida.
Los números del conflicto:
Según datos aportados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), el intercambio creció un 48 por ciento en el primer cuatrimestre de este año, respecto del mismo período de 2009, con un saldo deficitario para Argentina en 859 millones de dólares.Además, el estudio señala que «las importaciones que llegaron a Argentina desde Brasil en 2010 fueron 4.847 y en 2009 3.059 millones lo que da un crecimiento de 1.788 millones de dólares».